El caduceo

Caduceo es un vocablo de origen griego (κηρύκειο) que significa "vara de olivo adornada con guirnaldas". En la mitología romana esta vara era llevada por los heraldos o mensajeros como Mercurio. La vara posee dos serpientes entrelazadas, en lugar de las guirnaldas. De acuerdo al mito, Mercurio vio luchar a dos serpientes y las separó pacíficamente con el caduceo. Las serpientes dejaron de luchar en el momento y se separaron.

 

En la mitología griega el caduceo fue regalado por Apolo a Hermes. Según el himno homérico a Hermes y Apolodoro, parece que deben distinguirse dos báculos, que luego fueron unidos en uno: primero, la vara de heraldo ordinaria y segundo la vara mágica, como las que otras divinidades también poseían. Los lazos blancos con los que la vara de heraldo estaba originalmente adornada habrían sido cambiados por artistas posteriores por las dos serpientes, aunque los propios antiguos las justificaban bien como vestigio de alguna característica del dios, bien considerándolas representaciones simbólicas de la prudencia, la vida y la salud. En épocas posteriores, el caduceo fue adornado también con un par de alas, expresando la rapidez con la que el mensajero de los dioses se movía de un lugar a otro.

Las dos serpientes entrelazadas del caduceo también representan el número 8 y son el símbolo del equilibrio entre fuerzas antagónicas. Además, representan el eterno movimiento cósmico, base de regeneración y de infinito. Es la verticalidad formal del símbolo del infinito.

 

A veces se confunde con la vara de Esculapio, usada en algunos países como símbolo de la medicina. También tiene cierta similitud con la copa de Higía, uno de los símbolos más conocidos de la profesión farmacéutica.

En algunos países el caduceo es usado también por la medicina. Hecho que comúnmente y erróneamente deriva de la similitud con el símbolo que representa a la vara de esculapio. Se sostiene que el médico es un anunciador que trae salud, preserva la armonía y equilibra las oposiciones malignas que se producen, tanto en el cuerpo como en el alma. Los antiguos médicos se decían representantes directos de la divinidad, lo que les permitía reconocer la naturaleza de la enfermedad y su remedio, lo que era bueno o malo para la vida de los demás.


Las Sibilas

Sibila es un personaje de la mitología griega y romana. se trataba de la hija del troyano Dárdano y Neso su mujer, aun que también se conoce a Lamia hija de Zeus  y una hija de Poseidón, incluso Herófila también hija de Zeus. Todas ellas son consideradas sibilas ya que Sibila fue la mayor profetisa inspirada por Apolo en el Olimpo. Desde entonces a las mujeres que ejercieron la capacidad de profetizar y adivinar el futuro fueron así nombradas.

Estas mujeres por su carácter misterioso habitaban en grutas y cuevas cerca de las aguas y corrientes. Las profecías cursaban con un fuerte estado de trance y expresadas en Hexámetros Griegos ( un formato de poesía griega). 

Han sido un sinfín de representaciones artísticas del renacimiento las que nos han mostrado su don y su aspecto gracias a Rafael y Miguel Ángel. podemos verlas aquí arriba en la galería.

En la capilla Sixtina se las representa intercaladas son cinco profetas ya que se emparejaban con ellos para poder predecir con mayor exactitud.

Una lista realizada por Varrón recogida en una obra de Lactancio, llega hasta diez:

  • Sibila de Samos
  • Sibila eritrea
  • Sibila del Helesponto
  • Sibila frigia
  • Sibila cimeria
  • Sibila délfica
  • Sibila de Cumas
  • Sibila libia
  • Sibila tiburtina
  • Sibila babilónica o pérsica

El dramaturgo Pedro Calderón de la Barca escribió dos obras teatrales que tenían como protagonista central a la Sibila. Se trata de la comedia La sibila del Oriente y del auto sacramental El árbol del mejor fruto, siendo ambos textos dos versiones teatrales del mismo tema con buena parte del texto en común. El argumento central gira alrededor de la construcción del mítico Templo de Salomón. Una visionaria Reina de Sabá visualiza un árbol mágico, mezcla de ciprés, palma y cedro, nacido de las semillas del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, que será el que se habrá de utilizar para la construcción del templo, pero también aquél en el será crucificado Jesucristo.